viernes, 20 de marzo de 2009

Mensajes de corazón abierto

¿Puede un hombre ser leal, fuerte, optimista, luchador y a la vez un romántico, melancólico, sensible y pasional en distintos terrenos de la vida?
La respuesta es afirmativa, y el claro ejemplo es él.
El hombre que dedicó sus días a la educación de jóvenes en un pequeño pueblo que fue testigo de cómo enfrentaba sus cruzadas diarias con la responsabilidad y fidelidad que lo caracteriza. Sin embargo no solamente era un maestro de aula, eras un profesor guía y experto en caminos existenciales de la vida. Sus hijos y nietos son sus mejores alumnos, y como tales conocen la consigna que tienen por delante: crecer y seguir creciendo con son sinceridad, pasión y amor.
Es muy difícil encuádralo en breves líneas, pero estoy orgulloso de su característica principal: Un luchador. Su vida es una constante batalla pendiente, y él busca enfrentar a cada situación que a veces nos pone en jaque, no existe eludir a la adversidad porque goza de todas las herramientas y armas necesarias para derribar cualquier barrera.
La constante búsqueda de materias pendientes para que sus hijos y nietos sigan aprendiendo es el deber de estos días, la escuela quedó atrás pero está construyendo un castillo lleno de amor y felicidad, y que por fuera es un fuerte acorazado de ética y principios.
Pero no hubiera gozado de todo lo que consiguió sin su par, la luz de su vida, su guía, su compañera, su querida y amada esposa. El amor que lo despierta cada mañana es el motor que se enciende para disfrutar un día más con la mujer de su vida. Verlos juntos y entender que dos personas se pierden en sus respectivas miradas esbozando ternura llena cualquier alma de esperanza.
Los latidos de su corazón son protagonistas de las luchas ganadas ante una mínima adversidad, cualquiera sea el tiempo y espacio. La fortaleza que construyo es el bien mas preciado; son sus hijos y nietos que lo colman de orgullo y felicidad por cada paso que dieron en su vida.
Es por eso que me doy el gusto de hablar de él, de un ejemplo de vida, mi querido abuelo Hugo Edgardo Encina. A él le debo las gracias por hacerme encontrar un muy buen refugio en las letras, y también le debo la vida feliz que llevo gracias a la educación que tuvo el ser más admirable, mi querido viejo.
Felicitaciones por el reconocimiento a la hermosa creación de un trabajo de muchos años, “Mensajes a cielo abierto”. (mención y determinación del ministerio de cultura como libro de interés educativo). Otra batalla superada.

1 comentario:

N e L L dijo...

Aplausos al abuelo Hugo! Y felicitaciones Guido por las palabras colmadas de orgullo.